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El 17 de noviembre de 1978, se transmitió, por primera y única vez, Star Wars Holiday Special como una de esas películas navideñas especiales, aunque fue para TV. El programa, de dos horas de duración, tenía la intención de celebrar las grandes fiestas navideñas, incluyendo algunos personajes de la franquicia. Para entonces, Star Wars: Episodio IV — Una nueva esperanza, era un éxito sin precedentes. Por lo que todos los involucrados en el proyecto, estaban convencidos de que una producción semejante sería un éxito de audiencia. También, que marcaría un precedente en la forma de festejar la Navidad en la cultura pop.
Pero el programa no fue ni una cosa ni la otra. No solo decepcionó a los fanáticos, con una historia extraña, caótica y sin el menor espíritu, navideño o de cualquier otro tipo. Al mismo tiempo, se convirtió en un proyecto que ridiculizó a los queridos personajes, en segmentos sin gracia, con un pésimo guion y un apartado visual vergonzoso. El escándalo fue lo suficientemente grande como para sepultar en el olvido el especial y que George Lucas, admitiera públicamente el fracaso.
Pero el desastroso programa no es el único en el podio de honor de las peores y más locas producciones navideñas. Te dejamos cinco cintas, que han convertido el espíritu navideño en historias delirantes, vergonzosas e incluso terroríficas. De la interpretación más desconcertante sobre Santa Claus, pasando por un cuento navideño que es involuntariamente espeluznante, hasta un paso en falso de un querido actor. Nada falta en esta lista de lo absurdo y lo extravagante con tinte navideño.
¿Qué resulta de mezclar un intento de historia navideña con ciencia ficción cutre y un contexto religioso delirante? Esta película del director René Cardona es eso y mucho más. Sin ser una parodia — por asombroso que parezca, la cinta se toma bastante en serio —, el argumento narra un escenario navideño inaudito. Santa Claus (José Elías Moreno), vive en perpetua alegría con Merlín, el mago (Armando Arriola) en una especie de sociedad amistosa en un castillo al confín de Cosmos. Allí, por supuesto, se ocupa de llevar la felicidad navideña a través de rayos fotónicos y magia, no muy lejos de la oscura.
Todo se volverá un poco peor cuando un sirviente de Satanás (José Luis Aguirre), decida sabotear la Navidad en Ciudad de México. Lo que lleva a Santa Claus, Merlín y un reno mecánico, a enfrentar a su malvado oponente con rayos de dulce y zapatos benditos. Con un apartado visual repleto de disfraces extravagantes y un demonio con dos cuernos que provoca escalofríos, esta es una de las cintas más locas de Navidad jamás filmadas.
Cuesta creer que en algún momento de la historia del cine navideño, algún productor pensara que esta era una buena idea para celebrar la fecha. Pero evidentemente así fue y llevó al director Troy Miller a estar detrás de este proyecto insólito, terrorífico y, además de todo, cursi. La historia de Jack (Michael Keaton), un cantante de rock que muere y debe regresar para hacer las pases con su hijo, es lacrimógena y sin gracia.
Pero se convierte en algo realmente aterrador, cuando la trama imagina a Jack como un engendro de nieve, que resulta más repulsivo que tierno. Enorme, deforme y la mayoría de las veces repugnante, la criatura tiene poco de entrañable y mucho de ente terrorífico. Por lo que la película avanza entre los peores clichés navideños con un CGI desagradable y un elenco que hace lo mínimo para llevar adelante la trama. Un despropósito por dónde se le mire.
Podría parecer que contar la historia de la primera Navidad es una buena idea. Pero esta combinación de drama histórico, con algunas decisiones cuestionables, demuestra lo contrario. Para comenzar, la directora Catherine Hardwicke le brinda a la historia bíblica un aire apresurado, confuso y hasta ridículo, que desconcierta por su tono superficial. Mucho más, para una reinvención de las escrituras católicas, que insistía en su enfoque moderno y profundo.
Sin embargo, las cosas se desquician realmente, cuando el guion de Mike Rich, comienza a responder grandes preguntas existenciales. O al menos, las que el argumento cree que lo son. Lo que incluye fenómenos FANI en plena noche de Belén, pasando por preguntas sobre la dignidad de José (un notoriamente incómodo Oscar Isaac) hasta errores de ambientación. Una mezcla desastrosa que convirtió la película en un fracaso anunciado.
Por la primera década del siglo, el cine pareció obsesionarse por encontrar nuevos parientes para Santa Claus. Y uno de los intentos más extraños y torpes, fue el de esta película, de David Dobkin, que explora la supuesta relación disfuncional entre la gran figura navideña y su hermano menor. La premisa puede parecer encantadora, hasta que el argumento se tuerce en direcciones extrañas.
De los chistes baratos — algunos ofensivos y nunca graciosos — de Fred (Vince Vaughn) a lo incómodo y fuera de lugar que parece encontrarse Paul Giamatti como Santa. Lo cierto es que no hay mucho que rescatar de la película, que se vuelve más gamberra y sin pizca de humor a medida que su historia se vuelve más sensiblera. No ayuda, tampoco, un apartado visual de cartón piedra y un Kevin Spacey, interpretando a otra versión de Frank Underwood. Un desastre a todo nivel.
Netflix no podía faltar en esta cita de peores películas navideñas y con una estrenada este mismo año. La historia de Kathy (Lacey Chabert), una chica en busca de la felicidad, que la encuentra directamente en un muñeco de nieve que se vuelve un atractivo desconocido, es hilarante. Pero la película se toma en serio y relata este romance con aires de épica lacrimógena. Lo que, claro está, solo hace más confusa y sensiblera los dilemas del amor que plantea. Eso, mientras el apuesto muñeco sin nombre (el inexpresivo Dustin Milligan), se limita a sonreír a cámara.
Claro está, no hay mejor fecha que Navidad para ser sensiblero y cursi. Pero esta cinta, lleva la fórmula a un nuevo nivel y la convierte en una historia incómoda, desordenada y para su ridículo final, una colección de malas decisiones de guion y puesta en escena. Para los anales de las peores cintas de la plataforma.
Ni todo el carisma de Robin Williams pudo salvar a una de las películas navideñas más extrañas, que terminaría por ser recordada como una de las últimas películas del actor. Lo cual se lamenta, siendo esta una de las peores cintas de su extensa filmografía. Eso, porque la historia de una familia que intenta reconciliarse por Navidad, se vuelve una combinación de lugares comunes y actuaciones poco entusiastas. Incluso, Williams, como un padre hosco y emocionalmente distante, parece no encontrar una forma de explorar en un personaje sin mayores matices.
Lo mismo podría decirse del resto del elenco, que parecen no saber muy bien cuál es el tono de la película. Por lo que varias de sus escenas más trágicas — las hay a montones — resultan ser hilarantes, casi de manera involuntaria. Finalmente, la película llega a una conclusión tópica, pero el director se las arregla, para que parezca una reunión de viejos conocidos, que sienten una mutua — y nada disimulada — antipatía.
Escrito por Mozoilo Irratia
Con Kike Peris
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