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Los partidos vascos se abonan al pacto y a la geometría variable

todayenero 3, 2025

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La aprobación de los presupuestos de las principales instituciones vascas ha terminado de certificar que Euskadi se ha instalado en la vía del pacto y el apaciguamiento, en contraste con la polarización que se vive al sur del Ebro. Si bien el PNV y el PSE, con mayoría suficiente en el Parlamento vasco, no han cerrado finalmente un acuerdo más amplio con EH Bildu para un pacto presupuestario, estas formaciones han exhibido en las diputaciones forales las posibilidades de la geometría variable en el País Vasco, pactando la abstención de Bildu en Bizkaia y Álava, y aprobando las cuentas de Gipuzkoa con los votos del PP.

El concurso de los populares llama la atención fuera de Euskadi, aunque lo cierto es que sus votos en las Juntas Generales de Gipuzkoa ya fueron clave para investir a la actual diputada general del PNV. Ahora, el PP ha encontrado de nuevo el modo de asomar la cabeza en la política vasca con varios millones en enmiendas y un discurso que habla de “acabar con la política de bloques”.

Más allá de este movimiento, la geometría variable vasca evidencia la alta rentabilidad que el pacto con el PSOE en Euskadi ofrece al PNV, otorgándole mayoría en las principales instituciones o situándole muy cerca y ofreciéndole una centralidad que le permite pactar mirando a uno y otro lado del arco parlamentario. La estabilidad que le otorga esta posición es uno de los alicientes que le invita a seguir apostando por la legislatura en Madrid y que aleja eventuales aventuras de la mano del PP.

Bildu apremia al PNV para encarar el debate sobre “el nuevo estatus”, que entraña acordar con el PSE

Existen, obviamente, otros incentivos. El Gobierno central está cumpliendo en buena medida con lo pactado en el acuerdo de investidura, especialmente en las últimas semanas y en lo que se refiere al autogobierno vasco; el PNV, además, quiere afrontar la renovación del Estatuto de Gernika de la mano de los socialistas, tanto en el País Vasco como en Congreso; y, por último, con Vox en la ecuación, la actual fórmula de gobierno en Madrid se antoja de momento como la única digerible para el electorado jeltzale.

Por otro lado, esta geometría variable vasca refleja cómo leen los partidos vascos el momento en el que se encuentra la sociedad en el País Vasco, consciente de sus niveles de bienestar, pero preocupada por cuestiones como la precariedad laboral, el precio de la vivienda, la inseguridad, la situación de la sanidad y, en general, de los servicios públicos, o la inmigración. Los mismos desafíos que mueven gobiernos en toda Europa ganan peso en el índice de preocupaciones ciudadanas, según el último Sociómetro del Gobierno vasco, y la sociedad demanda a los partidos políticos propuestas y soluciones para encauzarlos.

El PP asoma la cabeza en la política vasca con varios millones en enmiendas y hablando de acabar con la política de bloques

Al contrario de lo que ocurre en el hipertensionado escenario español, sin embargo, las formaciones vascas interpretan que la sociedad premia el pacto, la capacidad propositiva y la gestión, de ahí que la pugna entre el PNV y Bildu se vaya a dirimir en esos parámetros. La negociación frustrada de los últimos presupuestos vascos no ha podido ser más elocuente, con ambos partidos midiendo cada paso para evitar aparecer como responsables del naufragio de las negociaciones.

Los comicios del pasado 21 de abril se saldaron con una victoria por la mínima de los jeltzales, que por primera vez se vieron empatados a escaños. Ahora, en ese escenario de máxima igualdad, el pulso mira al ciclo electoral de 2027-2028, con las dos grandes fuerzas abertzales muy centradas en exhibir sus capacidades para dar respuesta a esas grandes inquietudes y muy pendientes de lo que ocurra en Madrid. El PNV y Bildu apuestan por la continuidad de la legislatura y serán fieles aliados del Gobierno de coalición, aunque en caso de naufragio deberán reposicionarse y lo harían en términos muy diferentes.

Jeltzales y socialistas han pactado las cuentas de Gipuzkoa con el PP, y las de Álava y Bizkaia con EH Bildu

Asimismo, está por ver si esta capacidad de pacto que han exhibido en esta recta final de año se extiende a la negociación sobre el nuevo Estatuto vasco, una cuestión que, por fin, parece que este año podría ser abordada. El lehendakari, Imanol Pradales, ha vaticinado que el 2025 será “clave” en cuanto al cumplimiento del Estatuto, que en la recta final de año ha sumado nuevos traspasos (cerca de la veintena desde que en 2018 Sánchez llegase al poder), y ha adelantado la voluntad de “ensanchar el autogobierno vasco”. Bildu, mientras, apremia para que el debate sobre “el nuevo estatus” se inicia de manera inminente, a fin de aprovechar la actual correlación de fuerzas en Madrid.

La dificultad en cuanto a la renovación y ampliación del autogobierno vasco está en aunar en un mismo pacto a PNV, Bildu y PSE. Las formaciones abertzales quieren que el nuevo marco de autogobierno recoja “el derecho a decidir, el “reconocimiento de Euskadi como nación” y “la bilateralidad en las relaciones con el Estado”, así como vías para “garantizar la voz de Euskadi en las instituciones europeas en materias que sean de su competencia”. Y los socialistas vascos reconocen que algunas de estas cuestiones les incomodan. Está por ver hasta dónde avanza este debate y si puede llegar a contaminar las relaciones entre el PNV y el PSE, uno de los grandes anhelos de Bildu.

De momento, en puertas de que el PNV culmine su renovación, manda la vía del pacto y el pragmatismo, aunque la incertidumbre en Madrid tampoco permite avanzar con luces largas.



Escrito por Mozoilo Irratia

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