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tres razones para ver el biopic más singular del año

todayenero 19, 2025

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Durante la última década y media, las historias, casi siempre complicadas de los músicos más emblemáticos, se han convertido en una serie de cintas de calidad irregular. De Bohemian Rhapsody de Brian Singer y su homenaje sin disimulo a Freddie Mercury, a la reciente A Complete Unknown de James Mangold, con su retrato sensible de Bob Dylan. Lo cierto es que hay un renovado interés sobre figuras que marcaron hito en la historia del espectáculo. Un legado que Better Man (2024) de Michael Gracey, homenajea desde una dirección por completo nueva. 

Eso, al contar la historia del cantante británico Robbie Williams a través de un recurso inaudito: la de convertir al intérprete en un chimpancé digital. El recurso permite a Williams interpretarse a sí mismo sin límites, pero además, brinda a la película una extrañísima personalidad. El resultado es una cinta que explora en los momentos más oscuros y brillantes de la vida de la estrella con propiedad, pero sin perder el lado más burlón que lo identifica. Más interesante todavía, que tiene la libertad de hacer reír y conmover, gracias al audaz tono que su singular protagonista brinda al argumento. 

Por supuesto, Better Man es también un musical y uno de los mejores de los últimos años. En específico, porque subvierte la idea de que una celebridad deba justificar todo su comportamiento o al menos, redimirse al ser profundizado desde el punto de vista cinematográfico. Pero la cinta es mucho más imaginativa y generosa, al mostrar a Robbie Williams como una superestrella llena de problemas, baches pero con un talento único. Todo, mientras la cinta se hace cada vez más densa, complicada y al final, todo un tributo tanto al público que sigue al cantante como a la música pop en general. 

Un chimpancé que conquista el mundo de la música

Como es de suponer, al tomar la decisión de sustituir a Robbie Williams por un personaje en CGI las posibilidades son múltiples y Better Man explora en buen número de ellas. De modo que en lugar de solo ser el relato lineal de cómo un chico talentoso alcanza la fama mundial, es al mismo tiempo una reflexión sobre la rareza del talento. Por lo que el guion de Simon Gleeson, Oliver Cole y Michael Gracey, enfoca toda su atención en Chimpy Robbie Williams, un bebé simio con inteligencia humana. 

El punto inusual es que su identidad como criatura salvaje, se enlaza con la de su deslumbrante voz y arrollador carisma. Paso a paso, la cinta muestra una emotiva visión sobre la posibilidad de alcanzar el estrellato, en medio del miedo a simplemente fracasar. El recurso de un personaje digital, además, libera a la cinta de ser realista en algún sentido. Por lo que buena parte de sus mejores secuencias, tienen un aire onírico y surrealista. 

Por supuesto, el centro del argumento es la meteórica carrera de Williams y el cómo afrontó, volverse casi de la noche a la mañana, una personalidad pública. Pero Better Man apuesta a mostrar ese trayecto a partir de la perspectiva de un sueño cumplido, para un chico que desde la niñez, sabía que no era común. Lo que le permite jugar con su singular protagonista y lo que realmente vivió durante sus primeros años en el mundo del espectáculo. 

Un gran espectáculo musical

Ya Michael Gracey había mostrado su talento para los números musicales en El gran showman (2017), pero en Better Man lo lleva a otro nivel. En especial, porque aprovecha al máximo la capacidad vocal de Williams para profundizar en su vida. Antes de ser una colección de éxitos o de musicalizar parlamentos, el guion permite a su personaje expresarse como mejor sabe hacerlo. Que es, por supuesto, a través de la letra de canciones, la habilidad para componer y hasta su aspiración por ser reconocido.

Mientras la voz en off de Robbie Williams relata la historia, su alter ego chimpancé la encarna con una gracia y divertido punto de vista que deslumbra. Pero más allá de ser solo una curiosidad, al mismo tiempo brinda más profundidad al apartado musical y de coreografías. La trama utiliza directamente las canciones como centro del argumento, pero además, el hecho que la vida que cuenta, es fuera de lo común.

Lo que lleva a la producción, a recorrer Londres, mostrar conciertos desde bambalinas hasta varios de los eventos más conocidos de la vida del cantante. Lo que incluye su paso por rehabilitación y por último, reconciliarse con la celebridad y el reconocimiento. La cinta consigue que cada número musical, sea sensible al relato que cuenta y, a la vez, sea una forma de mostrar las capas de profundidad de su trama. Por lo que cada canción — y su forma de ser interpretada — tiene una considerable importancia para entender la cinta como conjunto. 

No pierde seriedad en los temas que toca

A pesar de la decisión creativa de utilizar un chimpancé como protagonista, Better Man no evita explorar en sus temas más complicados. De las adicciones al alcohol y a la droga, como el complicado cuadro mental de Robbie Williams. La cinta se esfuerza por mostrar el lado más incómodo de la historia del cantante, sin disimular o atenuar su impacto. Por lo que la figura digital, solo brinda otro significado al dolor y al sufrimiento que padece.

Eso, al convertirse en un símbolo de aislamiento y soledad. El director logra que la extraña óptica que escogió para su personaje, sea en realidad una forma de hacerlo más accesible y cercano. Pero a la vez, de no perder el sentido que para Robbie Williams, cantar es un acto de rebelión subversiva que le libera de todo dolor y miedo. Un punto que la cinta muestra a plenitud. 

Escrito por Mozoilo Irratia

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