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todayfebrero 4, 2025
El PNV parecía estar curado de espanto ante las divisiones internas, consciente de lo que tardaron en suturar las heridas de la escisión de Eusko Alkartasuna, en los 80, y la pugna entre Joseba Egibar y Josu Jon Imaz, hace dos décadas. La formación jeltzale, sin embargo, parece encaminada hacia un pulso de inciertas consecuencias por la presidencia del EBB, su ejecutiva, entre Andoni Ortuzar y Aitor Esteban.
A falta de confirmación oficial, los resultados de la primera vuelta del proceso para renovar la presidencia del EBB, así como los asientos de la ejecutiva, han dejado un panorama muy parejo, con Andoni Ortuzar imponiéndose en más de un centenar de batzokis, Aitor Esteban llevándose alrededor de 70 y Markel Olano venciendo en una treintena.
El paseo triunfal de Andoni Ortuzar, que se podía esperar una vez que fue el único en postularse, no se ha dado y, muy al contrario, las posiciones que se oponen a su continuidad han alentado los votos a favor del portavoz en el Congreso de los Diputados. Ahora, sólo una negociación entre las dos partes antes del próximo lunes, cuando comenzaría la segunda vuelta, puede evitar un pulso de inciertas consecuencias.
Los interesados en que se dé un eventual pacto para evitar un enfrentamiento Ortuzar-Esteban son muchos, aunque las posibilidades son realmente escasas. En primer lugar, porque un acuerdo de estas características tendría como objetivo fundamental, y prácticamente único, que uno de los dos dé un paso a un lado.
Entre los partidarios de Ortuzar y quienes defienden que Esteban tome el relevo no hay diferencias ideológicas. Ni siquiera representan a diferentes familias dentro del partido. El gran asunto en disputa, la cuestión que divide a la militancia, es la continuidad del actual presidente del EBB cuatro años más, sumando un cuarto mandato.
El propio Ortuzar lo reconoció en la carta a la militancia a través de la cual se postuló: “Hay dos posiciones. Quienes creen que la renovación debe ser total, empezando por la propia figura del presidente del EBB. Y quienes consideran que es muy arriesgado cambiarlo todo al mismo tiempo y proponen un ‘mix’ de renovación y continuidad (que no continuismo)”.
Los militantes que se han movilizado por Esteban recuerdan que Ortuzar ha sido el gran valedor de un proceso de renovación en el seno del partido que en los dos últimos años se ha llevado por delante a referentes de la formación como Iñigo Urkullu, Joseba Egibar o Itxaso Atutxa, que durante años parecía llamada a presidir la formación y que es la mujer de Esteban. Y cuestionan que, sin embargo, cuando le tocaba dar un paso a un lado, Ortuzar haya optado por quedarse, con el argumento de que “es muy arriesgado cambiarlo todo al mismo tiempo”.
En este sentido, no parece que el actual presidente del EBB pueda ofrecer algo que satisfaga a la otra parte más allá de su no continuidad, y tampoco parece probable que Esteban pueda dar un paso a un lado.
Durante los últimos meses, el portavoz jeltzale en el Congreso se sabía con muchas posibilidades de tomar el relevo de Andoni Ortuzar, hasta que en el último momento el presidente del EBB hizo pública su decisión y apostó por postularse para un cuarto mandato. Esteban, como casi todos en su formación, pensó en que esa carta a la militancia sería suficiente para favorecer una primera vuelta cómoda para el actual presidente del EBB.
Sin embargo, desde el mismo momento en que Ortuzar se postuló un grupo de militantes en Gipuzkoa se movió para favorecer una alternativa y alimentar la expectativa que parecía frustrada de un cambio encarnado por Esteban. Su nombre comenzó a aparecer en los batzokis, y se hizo fuerte en Bizkaia y Gipuzkoa, aunque no así en Álava, Navarra e Iparralde.
El movimiento del hombre del PNV en Madrid fue elocuente de su posición. “Abrumado y agradecido por las muestras de confianza y apoyo. Es la hora de la afiliación”, señaló en las redes sociales. Es decir, Aitor Esteban se dejó querer y, legítimamente, alimentó la pugna en la primera vuelta. No parece que tenga sentido alentar esa expectativa y ahora, antes de la segunda vuelta, dar un paso a un lado que podría generar frustración entre sus partidarios.
El portavoz jeltzale en el Congreso, además, ya señaló antes de que Ortuzar se postulase que siempre ha dado “un paso adelante en todo” lo que se le he pedido y, obviamente, asumiría gustosamente el mando del PNV, por más que obligue a un relevo en Madrid.
Las posibilidades de que Ortuzar renuncia a la segunda vuelta tampoco se antojan probables, toda vez que se ha impuesto en la primera vuelta después de haber asumido el riesgo de someterse al escrutinio de la militancia. De esta manera, aunque existen intentos de mediación, no parece sencillo que el PNV pueda lograr en los próximos cinco días una solución para la pugna en segunda vuelta.
Ahí, en esa fase decisiva, serán importantes los votos de los sectores que han apoyado a Markel Olano en primera vuelta. El que fuera diputado general de Gipuzkoa renunciará a participar en la segunda vuelta, aunque ha logrado apoyos sobrados para disputarla (basta con el apoyo de tres batzokis), y negociará con los dos probables candidatos más poder en el próximo EBB para el sector que representa, históricamente comandado por Joseba Egibar y ahora con la presidenta del partido en Gipuzkoa, María Eugenia Arrizabalaga, a la cabeza.
Los apoyos de esta corriente guipuzcoana serán una de las claves de esa presumible segunda vuelta, que se presenta a todas luces imprevisible. En la primera fase la participación ha sido baja y muchas votaciones se celebraron sin que se hubiese generado una expectativa en favor de Esteban, de manera que las espadas están en alto y sólo una negociación in extremis puede evitar el duelo en el PNV.
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Ander Goyoaga
Escrito por Mozoilo Irratia
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