Ortuzar deshoja el futuro del PNV

El proceso de renovación en el PNV, iniciado en septiembre y que se alargará hasta el 30 de marzo, se acerca a su momento clave. El presidente de Euskadi Buru Batzar (EBB), Andoni Ortuzar, que el domingo cumplirá 12 años al frente de la ejecutiva jeltzale, hará público en los próximos días si opta a la reelección o si, por el contrario, cede el relevo. Esta segunda opción ganó vigencia cuando se inició el proceso interno, aunque en las últimas semanas el líder peneuvista a entreabierto la puerta a su continuidad.

La posibilidad de que Ortuzar pueda ceder el bastón de mando obedece a una lógica muy clara. En primer lugar, porque de ser reelegido iniciaría su cuarto mandato, y ya en el 2020, antes de iniciar el tercero, mostró algunas reticencias ante la posibilidad de prorrogar su presidencia más allá de los dos cuatrienios

En caso de relevo, Aitor Esteban suena como la persona con más opciones de liderar la formación

Un paso a un lado de Ortuzar, además, sería coherente con el relato que el PNV ha construido para explicar el relevo generacional en el que lleva inmerso ya desde las municipales y forales del 2023. Este proceso alcanzó su punto culmen hace poco más de un año, con la decisión de apostar por Imanol Pradales como candidato a lehendakari, frente a la opción de Iñigo Urkullu, y ha tenido continuidad a posteriori.

Antes del verano, el PNV nombró a Joseba Díez Antxustegi, de 31 años, portavoz parlamentario y este otoño ha acometido el relevo de las poderosas estructuras territoriales, con la despedida de históricos como Joseba Egibar o Itxaso Atutxa, y la continuidad de un único líder territorial, el navarro Unai Hualde.

Desde que se inició este paulatino relevo, con un claro componente generacional, la dirección jeltzale ha explicado que buscaban dar paso a una nueva generación que pudiera atender a una agenda política y socioeconómica que se alargará varias legislaturas. El relevo de Ortuzar comportaría llevar hasta las últimas consecuencias la renovación de la formación, aunque no está claro que su sustitución pueda comportar un cambio de cariz generacional.

Todas las fuentes consultadas apuntan a que Aitor Esteban sería la persona que concitaría mayor adhesión en caso de optar por el relevo, si bien el actual portavoz en el Congreso tiene la misma edad que Ortuzar (ambos cumplen 63 años el próximo verano) y, obviamente, no encarnaría un cambio similar al que pudo suponer la apuesta por Pradales.

Las voces que defienden la continuidad de Ortuzar subrayan, precisamente, este hecho. Consideran que no hay un relevo generacional claro y, tras los cambios acometido en el resto de estructuras, defienden que un mandato más del actual líder jeltzale, acompañado de Esteban en el Congreso, es la fórmula adecuada para hacer frente a una coyuntura política delicada, marcada por el igualado pulso con Bildu y un difícil juego de equilibrios en Madrid.

El presidente del EBB ha señalado en una reciente entrevista en El Correo que el 50% de la decisión sobre su futuro se basará “en las opiniones que escuche dentro del PNV”, de manera que la puerta sigue abierta a su continuidad (si opta por presentarse a la reelección, no tendrá rival).

El tridente que conformaron el propio Ortuzar, al frente del partido, Urkullu como lehendakari, y Esteban, como hombre en Madrid, llevó a la formación jeltzale a sus cotas más altas de apoyo electoral y representación institucional alrededor del 2019. El último ciclo electoral, sin embargo, ha evidenciado que aquel año prepandemia queda muy lejos. Ahora, al filo del 130.º aniversario, Ortuzar deshoja el futuro inmediato de la veterana formación.