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El monitor de surf de Hondarribia acusado de abusar de 11 menores se enfrenta a 85 años de prisión, a petición de la Fiscalía

todaymarzo 11, 2025

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El juicio contra el monitor de surf de Hondarribia acusado de abusar de 11 menores ha echado a andar con la declaración de las víctimas, que continuarán ofreciendo su testimonio, a puerta cerrada, durante las próximas horas. La Fiscalía pide para el acusado, que ahora tiene 40 años, penas que suman 85 años de cárcel -84 años por once delitos a menores de 16 años y otro año por un delito de posesión de material de explotación sexual infantil-, por unos hechos que habrían ocurrido entre 2011 y 2021, cuando impartía clases de surf y skate.

El juicio arrancó este lunes en San Sebastián y se alargará hasta el viernes, cuando testificará el acusado. Más allá de la petición de la Fiscalía, una de las dos acusaciones particulares, que representa a diez de las once víctimas del monitor, solicita penas de cárcel que suman cerca de 290 años de prisión para este varón.

A puerta cerrada

A fin de proteger a las víctimas, las declaraciones de los jóvenes se están llevando a cabo a puerta cerrada “a fin de proteger sus derechos a la intimidad y evitar su revictimización», según han informado desde el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).

En todo caso, en el escrito de la Fiscalía se recoge el modus operandi del acusado, detenido en agosto de 2021 y en prisión provisional desde entonces. En su arresto se localizó en su domicilio un disco duro con 4.208 archivos de explotación sexual de menores.

Un referente para los jóvenes

El escrito de la Fiscalía recoge que el acusado “se aprovechaba de las actividades que desarrollaba” como profesor de surf, tanto en su escuela como en otra en la que impartía clases como monitor, para “ganarse la confianza de sus alumnos”, que tenían entre 9 y 16 años.

El acusado, muy popular en la localidad, se convertía en una figura de referencia para los menores, la mayoría chicos, y buscaba que se sintiesen “especiales”, a fin de anular su voluntad y favorecer en ellos un deseo de “contentarle”.

En primer lugar, seleccionaba a las víctimas y de manera paulatina y sutil e iba estableciendo un vínculo con ellos. Les hacía regalos y descuentos, les impartía clases gratis y les iba a recoger hasta que se generase una “relación estrecha”. El acusado llegaba a comunicarse a diario con sus víctimas e incluso asistía a comidas familiares.

Gracias a esa confianza, las salidas del acusado con los menores se convertían en habituales, tanto a solas como acompañados, o participando en los campamentos de surf de una semana que organizaba. Y es ahí donde el acusado encontraba el contexto propicio para abusar de los menores, habitualmente en la furgoneta que utilizaba para trasladar las tablas de surf, en su domicilio o en los bugalows en los que tenían lugar los campamentos de surf, habitualmente en la costa de las Landas.

Los abusos

Primero, eran habituales los abrazos, besos y tocamientos; en algunos casos, sin embargo, se llegaron a producir masturbaciones, felaciones y otras prácticas sexuales. El monitor reaccionaba de manera airada si los jóvenes empezaban a salir con chicas o buscaban alejarse. Trataba de humillarles y, finalmente, cortaba cualquier relación con las que habían sido sus víctimas.


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Agencias

La detención del acusado en agosto de 2021 llegó tras la denuncia de seis jóvenes; sin embargo, tal y como preveía la Ertzaintza, podía haber más víctimas. Y, efectivamente, otros cinco menores se han terminado sumando a la causa.



Escrito por Mozoilo Irratia

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