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todayenero 15, 2025
La reivindicación de un salario mínimo vasco, adecuado al contexto socioeconómico de Euskadi, se ha colado entre las prioridades de los sindicatos vascos y también en el debate público. Si la semana pasada eran ELA y LAB, los dos principales sindicatos vascos, los que priorizaban esta cuestión -acompañados de otras cuatro centrales (ESK, Steilas, Etxalde e Hiru)-, en las últimas horas se han unido a esta propuesta UGT y CCOO, conformando una unidad de acción muy poco común en el entorno sindical vasca. La demanda, en consecuencia, gana entidad, y Confebask, la patronal vasca, se ha abierto ya a sentarse a hablar.
De momento, de estos primeros movimientos ha salido una primera reunión, el próximo 6 de febrero, después de que cada uno de los sindicatos registrase esta reivindicación ante el Consejo vasco de Relaciones Laborales y se haya establecido la constitución de una mesa de diálogo.
La semana pasada ELA, LAB, ESK, Steilas, Etxalde e Hiru apuntaron dos vías complementarias para alcanzar la consecución de un salario mínimo propio, tanto en Euskadi como en Navarra: el acuerdo interprofesional y la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Sin embargo, la primera opción es la que gana terreno, ya que Euskadi no tiene la competencia de fijar su propio Salario Mínimo Interprofesional (SMI), y UGT y CCOO se sienten más cómodos en este terreno.
De esta manera, el establecimiento de un salario mínimo adecuado a la realidad vasca pasaría por una negociación con la patronal que, en caso de éxito, desembocaría en un acuerdo interprofesional que establecería un umbral salarial mínimo para los convenios colectivos.
La negociación, no obstante, se prevé complicada, ya que las posturas entre Confebask y los sindicatos se encuentran alejadas. La patronal no ha querido valorar la propuesta y se limita a señalar que asistirá a la cita del día 6.
La cuestión salarial, no obstante, no figura entre las prioridades de la patronal vasca, que centra su discurso en el absentismo, la necesidad de incentivos fiscales para “acelerar el crecimiento económico y generar riqueza” o la situación de la industria vasca ante el complicado contexto europeo.
En el País Vasco resuena en los últimos días la intervención el lunes del director de la planta de Michelín en Vitoria-Gasteiz, David Udakiola, alertando de la pérdida de “competitividad” de la automoción vasca en medio de un contexto muy complicado -especialmente por la competitividad de los mercados asiático y americano-, el “elevado absentismo” o la “sobrerregulación” a nivel europeo.
El discurso ha gustado entre el sector empresarial vasco, y coincidió, en buena medida, con el diagnóstico del lehendakari, Imanol Pradales, en el mismo acto. En una referencia velada a los sindicatos, el líder del Ejecutivo vasco subrayó la importancia de “crear entornos estables para seguir atrayendo nuevas inversiones al País Vasco”.
“Debemos seguir construyendo unas relaciones laborales basadas en el diálogo, la negociación y el acuerdo, proporcionando así un marco y una cultura sociolaboral que prime lo positivo, que prime la estabilidad y que prime la construcción por encima de la destrucción”, señaló.
El Gobierno vasco, no obstante, ha evitado poner en cuestión el diálogo en ciernes entre los sindicatos y la patronal en torno a un eventual salario mínimo vasco y ha recordado que en los presupuestos de este año existe una partida para el estudio de un salario mínimo de convenio en Euskadi.
Los dos principales vascos se han adelantado a ofrecer sus propuestas sobre cuál debe ser el salario mínimo de convenio en Euskadi y Navarra. Así, en septiembre LAB adelantó que se movilizaría por un salario de 1.600 euros y el establecimiento de una jornada laboral de 30 horas. ELA, mientras, propone un salario del 65% del PIB nominal per cápita, con lo que ascendería a 1.795 euros al mes por 14 pagas. Desde este sindicato, el primero en el País Vasco, señalan que el salario mínimo “que se impone desde España no da ni para vivir”, y aluden a la última Encuesta de pobreza y desigualdades sociales del Gobierno vasco (2022). En la misma se recoge que una persona sufre “ausencia de bienestar” en el umbral de los 1.654 euros brutos mensuales, por lo que el SMI actual se queda muy por debajo.
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Escrito por Mozoilo Irratia
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