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3 razones para ver la nueva serie de Netflix

todayenero 12, 2025

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El 19 de octubre de 2004, un niño y una mujer sin relación entre sí, comenzaron su rutina diaria en la ciudad sueca Linköping. Unas horas después, ambos serían asesinados a cuchilladas por un criminal. La única testigo de lo ocurrido, solo recordaría después, la figura vestida de oscuro con el rostro cubierto que escapó de la escena a pie. Comenzaría la que se considera una de las investigaciones más largas de Suecia y, sobre todo, una de las más complicadas. Eso debido a que se extendió por 16 años, a causa de los pocos indicios que el criminal dejó a su paso. Es la historia que cuenta El rastro.

L nueva miniserie de Netflix, narra el macabro suceso como un procedimental policial. A lo largo de cuatro episodios, profundiza no solo en los asesinatos, que aterrorizaron a la ciudad por su carácter violento y aleatorio. También, los múltiples esfuerzos de la policía de Linköping por tratar de unir las piezas de lo que parecía un crimen sin motivos claros y con escasísimas pruebas. Paso a paso, la producción profundiza en cómo un suceso semejante, marcó a la comunidad y cuya resolución, se convirtió en un punto de honor para funcionarios de diversa índole.

Todo lo anterior, convierte a El rastro, en un intrigante punto de vista acerca de la violencia y el miedo colectivo que puede despertar. Para demostrarlo, te dejamos tres razones para ver la nueva producción de Netflix. De su aire tenso y buenas actuaciones, hasta la capacidad de profundizar en cómo un evento criminal, puede impactar en la vida aparentemente idílica de una ciudad. Una combinación que la convierte en una de las historias más interesantes en el catálogo de Netflix en la actualidad. 

Una perspectiva realista de un suceso espeluznante

El rastro cuenta un suceso real, que alteró en más de una forma la vida de la ciudad de Linköping e incluso, al resto de Suecia. En particular, porque se trató de un crimen que cobró dos víctimas prácticamente al mismo tiempo, sin que nada les uniera entre sí. Un vínculo incomprensible entre un niño pequeño que iba al colegio y una mujer de mediana edad. A eso se añadía que la única testigo, era incapaz de recordar el rostro o cualquier detalle físico del homicida. Algo que hizo correr especulaciones de todo tipo y aterrorizó a los ciudadanos por años.

La miniserie logra captar ese aire de azar trágico del suceso real. Por lo que su primer episodio reproduce, justamente, la sensación que el crimen es por completo inexplicable. Más complicado todavía, que lo que parece un acto de brutalidad pura, no parece tener ningún motivo obvio. Mucho menos, encajar en cualquier posible explicación sobre el comportamiento del asesino. Sin pruebas físicas, sin pistas y una única declaración endeble, la investigación pronto cayó en un vacío que terminó por cerrarla. 

La serie sigue además el paso del tiempo, sin disimular la frustración de los policías involucrados, investigadores y hasta la prensa. Un giro que convierte a los asesinatos en una incógnita que tanto generaciones de funcionarios como periodistas, intentan resolver. Eso, sin lograr ningún avance significado por un prolongado período de tiempo. 

Adapta una novela interesante

La serie se basa en el interesante libro The Breakthrough: How the Genealogist Solved the Double Murder in Linköping de Anna Bodin y Peter Sjölund. Se trata de una investigación minuciosa de cada aspecto posible del asesinato. Lo que incluye desde la actuación y esfuerzo de policías, indagaciones privadas y el clima de desasosiego que provocó la falta de respuestas. 

El rastro también hereda de su versión literaria, el ritmo y el tono en que se cuenta la historia. Por lo que la miniserie dedica especial interés en profundizar en el estado de ánimo y dedicación de sus personajes. Eso mientras evita, presentarlos como héroes idealizados o símbolos del bien y la justicia. En lugar de eso, todos los personajes tienen sus propias preocupaciones y motivos para descubrir el crimen. Algunos apegados a la ley, otros en un intento de lograr el gran triunfo de sus vidas. Una decisión que hace del argumento una brillante mirada a la ley, sus fallos y la forma en que eso, puede influir en descubrir la identidad de un asesino. 

Gradualmente, la investigación formal, da paso a la sensación que se han agotado cada uno de los caminos usuales a seguir. Algo que provoca que el crimen se convierta en un caso frío y con el paso de los años, sea asumido como un misterio sin resolver. Eso, hasta que sucede el giro más inesperado en la situación.

Un nuevo método para descubrir el crimen

Dieciséis años después, el llamado caso del doble asesinato de Linköping, llegó a su conclusión. Eso cuando uno de los agentes involucrados en el caso, decidió utilizar un método poco convencional para hacerlo. El rastro también narra esa nueva etapa de los acontecimientos de forma escrupulosa. Una decisión que evita que la respuesta a lo ocurrido parezca una situación artificial o que se trata de un mero golpe de suerte. 

Para su último capítulo, la miniserie muestra, además, que el sorpresivo método para dar con las respuestas más urgentes sobre el homicidio, fue fruto de la dedicación de los investigadores. Un punto final bien pensado que, además, rinde honor a los personajes y hechos de la vida real en que se basa el argumento. 

Escrito por Mozoilo Irratia

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